lunes, julio 04, 2011

PALABRAS AGRADECIDAS POR LOS 75 AÑOS DE VIDA INSTITUCIONAL

Donde hay dos o más reunidos en mi nombre… ahí estoy YO dice el Señor. Y este es un día de presencia plena y agradecida a Dios que ha ido haciendo camino con todos nosotros, los presentes y los ausentes… lo sentimos en las huellas dejadas en el alma y en la vida de todos los que formamos esta familia FRANCISCANA: niños de ayer, hombre y mujeres de hoy que se han forjado bajo la mirada tierna y desafiante de la madre de todos “la Virgen Inmaculada” la bien llamada Madre de la Iglesia, Santa María de los pies descalzos, inspiradora de nuestra intercesora y fiel compañera de camino “Madre Francisca” a quien debemos la iniciativa de nuestra presencia en América, y concretamente en el Perú, en esta primera casa establecida para las HERMANAS FRANCISCANAS DE LA INMACULADA, hace 75 años.

Largo andar y como bien dice uno de los logos “dejando huellas”, no es cualquier andar, es “ir haciendo camino” abriendo brechas, facilitando el paso para que los que vienen detrás, dejando al Dios de la historia, el protagonismo de bien que vamos sembrando, semillas de bien que marcan la vida… lo comentada hace unos días, cuando veía la presencia participativa, el esfuerzo alegre y cariñoso de los exalumnos retocando y remozando los exteriores de su alma mater, su hogar, su casa como lo dicen ellos mismos… “nos tocó vivir esta cosecha”. Fueron muchas las manos que hicieron posible este presente AGRADECIDO: Hermanas, profesoras, personas de buena voluntad a través de instituciones benefactoras: Canevaro CBM y otros tantos anónimos… que contribuyeron esparciendo la semilla de la educación de niños con discapacidad auditiva, con la impronta carismática de los valores de la congregación, a los 100 años les tocará a otros gozar de la cosecha de la siembra de hoy. Y es así como se va haciendo la vida, hoy nos toca abrir otros surcos que faciliten la andadura futura. El carisma en la misión de las Hnas. Franciscanas de la Inmaculada sigue y seguirá siendo “con la fuerza que nos viene de lo Alto” la puerta abierta a los nuevos retos del mundo porque en nosotras, gracias a ustedes, estará siempre presente.

Que nuestra única misión es “hacer el bien”

Nuestro único servicio “Cuidar la vida”

Un mandato urgente “la necesidad del hermano”

Un estilo cercano y menor “la sencillez”

Una metodología irremplazable “la misericordia”

Un único proyecto “la fraternidad”.

“Y en esta fraternidad cabemos todos”.

Gracias nuevamente a todos ustedes por darnos la posibilidad de ser fieles al legado que nos dejó nuestra fundadora “M. Francisca Pascual Dómenech: “Hacer siempre el bien… porque el amor que no se expansiona, SE PIERDE, y esto sería UNA TRAGEDIA”.

GRACIAS POR DARNOS MOTIVOS PARA SER FIELES A NUESTRO LEGADO.

GRACIAS POR ESTAR AQUÍ.

Hna. Hilda Dávalos M.

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