Esta fue la frase que nos acompañó en los 15 días de misión a Dino (Hno. Marista), Maria y Yo, donde nos entregamos con cariño, cercanía e ilusión a nuestros hermanos: niños, jóvenes y ancianos que piden a gritos paz y presencia de nuestra Iglesia.
Fue una experiencia muy rica donde pudimos compartir, escuchar, orar, comunicar, acompañar y celebrar con el pueblo de Pampamarca donde nos tocó vivir.
Fuimos muy acogidos y esto hizo posible que cumplamos los objetivos que nos trazamos, como grupo, como jóvenes que estamos siguiendo a Jesús pero que queremos hacerlo con más radicalidad y fidelidad.
Doy gracias a Dios y a cada una de las Fraternidades porque me han acompañado en este caminar con sus oraciones; me he sentido muy animada y esto ha fortalecido más mi vocación y disponibilidad, para servir con más alegría y sencillez . ¡¡¡¡Muchas Gracias!!!!! Fany.
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