domingo, septiembre 19, 2010

¿Qué tal en perú? ...

Cuando regresé a España después de haber estado un mes en Perú, todo el mundo me hacía la misma pregunta, ¿qué tal en Perú?

¿Que cómo me fue en Perú? Pues para mí fue una experiencia de vida, como se suele decir, de esas que marcan para siempre, de las que te llegan tan adentro que te es imposible borrarlas de tu mente. De cada día, de cada momento, de cada minuto he aprendido lo que no he aprendido en estos 22 años de vida que llevo.

Perú y sus gentes me han recordado que con muy poco, en esta vida se puede vivir, incluso mejor que en países de los que se goza con mayores recursos económicos para llevar una vida sana. Pero aun así no saben aprovechar esta situación y muchas personas acaban afectadas por el estrés y buscando desesperadamente la tranquilidad, sin importarles los recursos económicos.

Desde el primer momento que estuve con las Hermanas me sentí muy arropada y acogida por cada una de ellas, me hicieron sentir como en mi propia casa, e incluso como si hubiese estado allí viviendo desde más tiempo. Compartieron conmigo todo lo que tenían y yo intenté compartir con ellas todo lo que estaba en mis manos, haciendo ver el espíritu de las Hermanas Franciscanas.

Mi función en Perú (en el distrito de Perené – Chanchamayo) fue la de ir por los colegios dando charlas a los alumnos, padres y profesores sobre diferentes temas que ya me habían establecido con anterioridad, por ejemplo, drogodependencia, sexualidad, embarazo precoz, discapacidad…Cada una de las charlas era diferente de la anterior, aunque se tratase del mismo tema siempre surgían nuevos conceptos y nuevos puntos de vista. Ver las caras de padres, niños y profesores me llenaba de gran satisfacción y alegría, y ellos mismos eran los que me levantaban el ánimo cuando decaía un poco, porque esta claro que no todo es bonito y un camino de rosas. Digo esto porque hubo alguna vez en que me dejaron plantada, pero tras eso el disgusto desaparecía cuando en otros grupos todos prestaban atención y me pedían ayuda para resolver dudas y problemas.

Esto último me llenaba de gran satisfacción, y más aún cuando venían a propósito a buscarme en donde yo vivía con las Hermanas. Escuchar el timbre, ir a abrir la puerta y encontrarme a una madre y una hija pidiéndome ayuda porque no se entendían. En esos momentos me llenaba de valor y emprendía una sesión de forma separada con las dos y les hacía ver el punto de vista de la otra parte, además de hablar con ellas, para saber cómo se sentían. Lo cual era un proceso un tanto difícil porque llegué a escuchar muchas confesiones y relatos duros. Pero lo mejor de todo era como se iban, contentas y dando gracias por el tiempo que les había dedicado.

A pesar de que el tiempo que estuve allí no fue suficiente para todas las necesidades que tienen en la comunidad, por lo menos fueron tres semanas que pude dedicarles y ayudarles en lo que pude.

Ojalá pudiera repetir esta experiencia que me llenó de tanta felicidad al ver que podía ayudar a las personas y que, aunque solo hubiera podido ayudar a una, por lo menos sé que ayudé a alguien, y ese sentimiento no se cambia por nada del mundo.

Por eso doy gracias por la oportunidad que se me brindó y que creo que no desaproveché, y que ojala pueda repetir

Gracias Pampa Silva – Perené – Chanchamayo.

Andrea Verdu Morant

Voluntaria

1 comentario:

  1. Hola Andrea, soy Noelia, desde Zaragoza (España) leo tu artículo y empiezan a saltarme cosas a la cabeza....hace unos años que pude disfrutar de una experiencia como la tuya, como voluntaria, en ese mismo lugar.No voy a contarte las cosas que ya habras podido vivir y sentir, y q se dejan ver entre tus letras.
    Así que déjame darte la enhorabuena por una sóla cosa (en medio de todo lo que me gustaría), enhorabuena por llegar en todo éste tiempo a dos conclusiones, la primera q los menos tienen, son los que más nos dan cuando convivimos con ellos; la segunda, el llegar a la conclusion de que en ese tiempo de estancia alli, no vas a solucionar el mundo de Perené, pero q sin duda, esas sonrisas, esas lágrimas, esas charlas...han ayudado aunq a una persona sea nada más!
    asi q de verdad, q animo, a seguir transmitiendo esos valores franciscanos en el lugar donde nos toca vivir a nosotras.
    Como me decia hace muchos años una persona importante para mi "debemos saber darnos allá donde estemos"
    un abrazo Andrea y gracias por compratir ese trocito de tu vida

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