miércoles, junio 03, 2009

UN RETIRO LLENO DE NOMBRES, DE ROSTROS, DE AFECTOS

Cercana ya la fecha de mi regreso a España, estoy aquí, en una casa amiga, la casa de Retiro de las hermanas de Santa Ana Canadienses, más cerca de cada una de ustedes y más lejos de todo lo que no sea Dios y la historia de vida compartida en estos años.

Todo comenzó a finales de l.980, en un viaje no buscado, pero sí preparado por Dios que me trajo a Chile-Perú como anuncio de una permanencia que dura ya veintitrés años. Creo que fue una “seducción” mutua entre estos dos países y yo. Por eso, cuando tuve el privilegio de poder elegir, elegí Chile, sin saber aun la fraternidad futura que el Señor ya preparaba con las hermanas, con estos dos pueblos y con las gentes que los habitan.

Aquí se ha llenado mi vida de nombres, de rostros, de afectos; de cariño recibido y entregado, de encuentros y misiones compartidas. También de vacíos dolorosos por las hermanas que “ya no están”. Y a veces también, de desencuentros furtivos y pasajeros que fueron grandes lecciones para mí y fortalecieron aun más mi arraigo en ésta mi casa.

Han pasado casi veintitrés años, que son memoria de gozo y gratitud de cada lugar y rincón en que he vivido y permanecido, de cada momento disfrutado y padecido cuando tocó disfrutar y padecer junto con quienes compartía vida, destino.

Han sido años vividos con mucha intensidad y llenos de una experiencia fuerte de vida fraterna, de oportunidad de acercamiento a los pobres, de una misión desafiante y de relaciones enriquecedoras. Gran parte de todo lo que me ha ayudado a crecer personalmente, ha sido todo lo aprendido, compartido y vivido en este tiempo y lugares.

Ahora, pasados ya mis setenta años, siento que es la hora del regreso, del atardecer; la hora de los perdones por lo que no he hecho o debí hacer mejor, y también la hora de dar gracias porque me siento afortunada por lo que he recibido como regalo de Dios, de cada una de ustedes y de cada persona amiga. Me costó mucho tomar la decisión, me llevó mucho tiempo de discernimiento acompañado y doloroso, pero creo que es el momento oportuno para poder aun desempeñar en España pequeños servicios, adaptarme a mis antiguas-nuevas raíces y disfrutar un poco más de la cercanía de mi familia.

He tenido intención de ir “cerrando círculos”, como invita Coelho, pero… hay círculos que no se pueden cerrar, o más bien no hay círculos, sino una vida abierta, llena de hermanas, de encuentros, nombres, rostros, afectos, de personas amigas … y eso no se cierra nunca.

Voy también con un poco de susto ante lo nuevo, aceptando el riesgo de equivocarme, pero con la serenidad que me da el ser una decisión orada, dialogada, discernida. Por eso confío también en la oración y cercanía, siempre segura, de todas ustedes.

Agradezco de corazón infinitamente, a este pueblo chileno que me acogió y al que tanto amo y a mi Provincia, “Santa Rosa de Lima” por todo cuanto he recibido y podido compartir como regalo de Dios y de cada hermana en este tiempo de pertenencia a la Provincia, que ha sido de gran riqueza fraterna, de estímulo personal y de búsqueda siempre de la voluntad de Dios.

A la Virgen del Carmen, Bella, “causa de nuestra alegría”, que me cobijó y que nos acompaña siempre, encomiendo el caminar gozoso de cada una, el de la Provincia y cada uno de mis pasos en adelante. Y que Francisco y Madre Francisca nos mantengan unidas en ese deseo hermoso y desafiante de “hacer siempre el bien” en el lugar y tiempo en que nos encontremos.

Tengo los brazos chicos, y el corazón un poquito más grande… Con ellos les doy mi abrazo más fuerte y entrañable।

Pilar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario