domingo, septiembre 17, 2006

EN HOMENAJE A MADRE AMELIA

Cual perfumada azucena, lozana y candorosa,
rebosante de alegría, así llegaste un día, a las tierras del Perú.

Y cual paloma mensajera, cruzaste los aires,
del centro, sur y norte, derramando por doquier,
pétalos de cariño, dulzura y bondad.

Enjugaste nuestras lágrimas; y con las tuyas,
convertiste en fuentes de agua fresca y cristalina
llena de ternura, consuelo y esperanza.

La belleza de las flores te fascinaba,
y ágilmente al cielo te transportaba;
y el coloquio entre tú y los otros,
continuaba con algarabía.

Y ahora en raudo vuelo te haz alzado,
hacia las alturas del infinito,
a recibir de Jesús, tu Divino Esposo
una hermosa corona de rosas, bien merecida.

Y al erguirte presurosa,
una estela luminosa, pendiente en el espacio ha quedado,
y entre los cintones que flamea, al vaivén del suave viento,
en cada uno de ellos con letras de oro se lee:
¡Gracias Madre Amelia por tu vida, por tu ejemplo,
y por tanto Amor que nos prodigaste!
Jamás te olvidaremos...
Goza feliz de la Gloria Eterna!!!

Fraternidad de Barranco.

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